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¿Cómo se realiza el proceso de asepsia del instrumental clínico?

Tras su uso, en el mismo gabinete odontológico se realiza el prelavado del instrumental mediante un enjuague con agua que arrastre la sangre y otros restos orgánicos.

Posteriormente, se sumerge en una cubeta con una solución de detergente enzimático, o con agentes tensioactivos con pH neutro, durante un periodo de 2 a 5 minutos.

Atendido el paciente, se retira el material a la zona destinada para la limpieza del instrumental. Se realiza entonces su inmersión en la solución de lavado contenida en la cubeta de ultrasonidos a una temperatura de 45º, que debe ser reemplazada en intervalos regulares, siguiendo las indicaciones de uso.

Una vez finalizado este proceso, se lleva a cabo un enjuagado abundante y se seca posteriormente con aire o con papel. A continuación, se coloca el instrumental por grupos y se embolsa con una tira de control químico interno, introduciéndolo seguidamente en el autoclave. La bolsa debe especificar la fecha y ciclo en que se esterilizó y su fecha de caducidad.

Es necesario programar el ciclo de esterilización adecuado a la carga que contiene, siguiendo las instrucciones del fabricante del aparato.

Finalizada esta fase, es necesario comprobar que todas las bolsas se encuentran secas y sin ningún tipo de rotura, y revisar que tanto el control químico externo como el interno de cada bolsa indica que la esterilización se ha realizado correctamente. Aquellas bolsas que se muestren húmedas no se considerarán estériles.

La turbina y el micromotor también han de ser esterilizados entre cada paciente, previamente limpiados con un paño humedecido en desinfectante para retirar los restos orgánicos. Tras esto, deben ser lubricados, embolsados con una tira de control químico e introducidos en el autoclave.

Las jeringas triples deben tener puntas intercambiables para poder esterilizarlas tras atender a cada paciente.

Protocolo de limpieza y desinfección del equipo y el área de trabajo

Dos veces al día, coincidiendo con el cambio de turno, deben desinfectarse los sistemas de aspiración y el desagüe de la escupidera con una solución desinfectante y, posteriormente, deben ser enjuagados con agua.

Todas las superficies que hayan entrado en contacto con el paciente o el personal sanitario deben desinfectarse con una solución de medio o bajo nivel tras cada uso, como es el caso del sillón dental, el amalgamador, la unidad dental o la máquina de rayos X.

Los terminales de aspiración de alta velocidad deben ser reemplazados tras la realización del tratamiento.

Al final de cada jornada, en toda la clínica dental debe realizarse una limpieza general de suelos y superficies con solución de hipoclorito de sodio diluido (lejía diluida).

La actividad del centro genera residuos peligrosos de origen sanitario, por lo que es necesario disponer de un protocolo de identificación, clasificación y gestión interna de los mismos.

Para ello, la clínica debe disponer de un contenedor de residuos sanitarios. Si se trata de residuos peligrosos, estos serán retirados por un gestor autorizado por la Agencia de Medio Ambiente.

Además, todas las personas que trabajan en la clínica deben contar con un equipo de protección personal que actúe como barrera de protección, y aplicar el resto de las medidas del protocolo de prevención de riesgos laborales en el sector odontológico, como la adecuada limpieza y desinfección de las manos.

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