Una de las defensas más comunes de los empastes de amalgama de mercurio que todavía se escucha en estos días es que duran mucho más que los compuestos del color de los dientes.
Con un material de resina más duradero disponible durante solo una década, las resinas no han resistido la prueba del tiempo en dientes donde el molido y la masticación provocan un desgaste intenso; por el contrario, la durabilidad de los empastes de amalgama está bien documentada: el promedio de vida de las amalgamas es de 8 a 10 años, pero muchos duran 20 años o más. Teniendo en cuenta que esos rellenos liberan continuamente vapor de mercurio tóxico, la longevidad no es una virtud aquí.
Algunos factores parecían hacer más probable el fracaso en su durabilidad: consumo de tabaco, consumo de alcohol y una diferencia en el gen de la metaloproteinasa de la matriz (MMP2). Esta es una enzima que se encuentra en los dientes y puede degradar todo tipo de proteínas en la matriz extracelular secretada por las células. La nueva investigación sugiere que también podría degradar la unión entre un relleno y la superficie del diente.
Sin embargo los problemas de toxicidad por sí solos son una razón suficiente para dejar de usar este material desactualizado, con respecto a la salud personal y ambiental por igual. Estos últimos hallazgos sólo enfatizan el hecho de que no hay una buena razón para seguir con este material. Hay mejores opciones por ahí.
