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Evolución de los adhesivos dentales

Aunque existen antecedentes históricos de diversos tipos de “adhesión” dental, la Odontología adhesiva como la conocemos hoy día nace en 1955 de la mano de Michael Bounocore, quien introduce el concepto de alterar químicamente el esmalte a través de una solución ácida para permitir la unión del material restaurador.

Posteriormente, Bowen obtiene una resina capaz de adherirse al diente grabado con ácido, lanzando en 1965 el primer adhesivo comercial, con resultados muy pobres debido a sus escasas propiedades de humectancia.

No es hasta la década de los 70 cuando se comercializa un adhesivo dentario a base de fosfatos. Aunque su fuerza de unión al esmalte era elevada, su adhesión a la dentina era débil. Esto complicaba enormemente la retención del material restaurador.

El crecimiento de los materiales adhesivos

A mediados de los años 80 se produce un gran auge de materiales adhesivos con diferentes composiciones químicas, que protagonizan la primera y segunda generación. A los fosfatos, se le suman los oxalatos, que conforman un sistema de unión con una solución acuosa de oxalato férrico, siendo sustituida después por el oxalato de aluminio para evitar la tinción del diente. La estabilidad de estos adhesivos no fue satisfactoria, existiendo una sensibilidad postoperatoria significativa.

Los adhesivos denteales de tercera generación surgen a finales de los 80, con sistemas de dos componentes cuyo mecanismo es la unión con el colágeno de la dentina. Tras grabar el esmalte y la dentina, se coloca una resina fluida y se aplica la luz de polimerización. Estos agentes adhesivos proporcionaron un avance destacado frente a las sustancias empleadas en las generaciones anteriores, aumentando su fuerza y disminuyendo la sensibilidad en las restauraciones oclusales posteriores. Además, se adhieren por primera vez a los metales y a las cerámicas dentales.

La cuarta generación se inicia a partir del descubrimiento de la “capa híbrida”, que justifica la imbricación de la resina del adhesivo entre la dentina. La hibridación consiste en el remplazo de la hidroxiapatita y el agua de la superficie de la dentina por resina.
Así surgen, a comienzos de los años 90, los adhesivos dentales basados en primers acuosos. Estos son más hidrofílicos y respetuosos con las características de la dentina para mejorar la capacidad de unión. Los agentes adhesivos de esta etapa constan de dos o más componentes, cuyos ingredientes se debían mezclar en las proporciones exactas, algo que no era sencillo de conseguir si no se hacía en un laboratorio.

Los tipos de adhesivos dentales actuales

Los sistemas de adhesión dental modernos comienzan con la quinta generación, que se caracteriza por la utilización de un solo componente, adherible satisfactoriamente al esmalte, a la dentina, a metales y a cerámicas. Se trata de los adhesivos más adquiridos por ser fáciles de utilizar y predecibles.

Desde el año 2000 se han venido introduciendo adhesivos dentarios que no necesitan grabado, al menos en la superficie dentinal (sexta generación). El objetivo de este sistema es suprimir la etapa del grabado y reducir así las fases de la adhesión. Se trata de adhesivos que utilizan, de nuevo, varios componentes.

En la actualidad, se habla de adhesivos dentales de séptima generación para describir aquellos biomateriales cuya capacidad de adhesión a las estructuras es completa, constan de un solo componente (una única botella) y ofrecen una simplificación significativa del proceso al grabar y adherir el esmalte y la dentina en un solo paso.

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